CUENTOS QUE PRECEDEN A LA LOCURA
(Cuentos cortos para leer despacio)
#4
Al Acecho...
Corría una fría mañana de octubre, el sol apenas asomaba unos primeros rayos cálidos que aún no competían con la brisa fría. Los sonidos de la basta naturaleza inundaban el camino, una angosta vía para caminantes rodeada de grandes árboles que sólo escondían millas de más y más vegetación. Sólo el crujir de las hojas secas de otoño bajo cada paso y la respiración constante rompían aquel delicado balance de la naturaleza. Ramas en movimiento, el viento abriéndose paso entre la densa capa verde y los nutridos sonidos de una fauna no visible pero absolutamente presente.
Abstraído en un mar de pensamientos avanzaba por el camino delegando todo su balance y control al subconsciente, mientras intentaba pescar en ese mar mental ideas o problemas que requieran atención, comprender, ordenar, recordar. A menudo mostrando una mueca de alegría o tristeza, como una ventana que se habría a sus pensamientos. Avanzó por aquel camino en una carrera tan apresurada y constante como lejana y ausente. Nada rompería ese trance, esa suerte de éxtasis de esfuerzo y dolor... hasta que el brillo de esa mirada a un lado del camino lo sacara de sus pensamientos, sobresaltando todos sus sentidos.
Una milésima de segundo de ese par de destellos, que más allá de parecer un efecto de los haces de luz solar, transmitían la fuerza de una mirada, de un pensamiento e incluso de una intención.
Sin parar y con la duda de la extraña visión intrigante, cobró consciencia del entorno y buscó señales de nuevas visiones o de su inexistencia. Mientras por instantes todo transcurrió en calma, de pronto aparecieron sonidos inquietantes, de la brisa o alguna presencia que provenían de múltiples direcciones dándole la sensación de estar rodeado. No le quedaba duda que provenían de la criatura detrás de aquella mirada destellante. Definitivamente algo en el entorno acechaba, disparando su instinto de supervivencia.
Los sentidos en alerta, la adrenalina en aumento, mientras en su mente sólo se repetía que fue un destello de luz y sonidos normales del bosque. En los próximos minutos la posición mental ganó fuerza generando confianza, hasta que el vuelo rasante de aquel pájaro negro que venía de frente en el camino confirmará sus temores, para él ese animal tenía la firme intención de ataque o advertencia. Esta vez, más que un destello, fue claramente un aviso de peligro, algo ocurría en aquella ruta y no quería averiguarlo.
Con un camino de regreso equivalente en distancia al que faltaba para llegar al destino, decidió seguir adelante y combatir su paranoia. Con toda su atención en la vía percibía que todo cobraba vida, las hojas secas en el piso parecían moverse, como si debajo de ellas caminaran millones de insectos escondidos. Era difícil distinguir en el piso las raíces de los árboles de culebras, mejor apurar el paso y no pensar en eso.
Un movimiento brusco de la maleza a un lado del camino justo a su paso lo asustaría al punto de hacerlo perder el balance, cayendo de bruces. Con la misma velocidad de la caída se levantó, huyendo despavorido. Siguió avanzando volteando cada tres o cuatro pasos, para asegurarse que nada lo seguía. Bajo los grandes árboles que tapaban el cielo era como estar en el fondo del mar, nadie lo vería, dependía de sí mismo.
Desde ese momento sólo percibió muestras de peligro, sonidos amenazantes, movimientos de ataque y su propia desesperación por salir de aquel lugar. Así transcurrieron unos minutos que le parecieron horas, sobresaltos, traspiés, impresión, angustia.
Tras una curva y de forma inesperada, lo encandiló el sol al sorprenderlo de frente, pisó suelo firme, desapareció la vegetación su lado, se frenó en seco. Extrañado al verse parado sobre esa transitada acera contigua al parque, la contempló en su extensión de izquierda a derecha, algunos transeúntes pasaron a su lado sin apenas percatarse de su presencia, se sacudió el polvo de su camisa.
Parado inmóvil contemplando las siluetas de los edificios de la ciudad a pocos kilómetros y tras lograr respirar un poco más calmado, se armó de valor y volteó su mirada hacia la entrada del camino de donde venía. Una oculta vereda de medio metro que partía en medio de dos árboles. Con temor y extrañeza la contempló mientras recordaba los intensos minutos. Se puso en marcha por la acera incorporándose al ritmo de la ciudad, tratando de olvidar lo sucedido y aún quitándose de encima las hojas y la tierra del camino.
Pedro.
Monday, October 26, 2009
CUENTOS QUE PRECEDEN A LA LOCURA 4: Al Acecho
Publicado por pedrogt
Monday, October 12, 2009
Amanecer
Hoy el mundo gira en calma
Un despertar entumecido
Una brisa inmóvil
Las voces se escuchan lejanas
Las cascadas fluyen sigilosas
Hoy todo es silenciado por el instinto que te busca
Los recuerdos se pasean lentamente
Con el letargo del no querer partir
Con la duda de la fantasía que se presenta tan real
Un debate entre volver al pasado y saltar al futuro
En ambos nos encontramos de forma inevitable
Amanece nuevamente
Con un despertar distinto
Todo es acelerado, bullicioso
Una espiral que consume tiempo y vida
Que nos mantiene en un camino deparado
De destinos aleatorios
De motivos extraviados
Espero al despertar de mañana
Donde te encuentre a mi lado
Y el tiempo tome el ritmo
De un latir pausado
De dos almas latiendo en sincronía
P.
Publicado por pedrogt